domingo, 19 de septiembre de 2010

Un lugar de tranquilidad

El Parque Arví, ubicado en Santa Elena, es un espacio que está rodeado de mucha naturaleza y que gracias a sus árboles y a las flores que predominan allí, se siente la pureza al respirar y una gran tranquilidad al escuchar el movimiento de las hojas que van cayendo.
Este parque fue hecho para que los ciudadanos disfruten de un lugar agradable, para que puedan descansar y observar los hermosos paisajes naturales. Es el lugar perfecto  para disfrutar  todo aquello que lamentablemente el hombre en sus mismas ansias de desarrollarse ha ido perdiendo, para pensar o simplemente relajarse un poco.
Lejos de la contaminación, el bullicio, el tráfico vehicular y el calor de la ciudad se encuentra Arví, un lugar diseñado para ofrecer el descanso que la sociedad consumista y acelerada nos ha quitado.
Son muchos los espacios que hay para disfrutar, entre ellos las zonas de camping además de las diferentes actividades que el Parque programa para sus visitantes.
Este es realmente el lugar que todos debemos conocer y visitar, un lugar en donde sólo se respira el descanso y la tranquilidad.

Escrito por: Érika Múnera Otálvaro

Deja volar tú imaginación

Un día soleado, estaba en mi cuarto leyendo un libro, de repente sentí una gran sensación que hizo palpitar todo mi ser, me sentí llena de felicidad y con mucha satisfacción, nunca había sentido tanta paz y regocijo en todos los años de mi vida. Era algo tan extraño que, sin duda, empecé a sospechar sobre cada uno de los detalles que me invadía en ese momento, no sabía qué era lo que me pasaba, pero de igual manera, quería descubrir ese alguien u algo que me hacía sentir así.

Poco a poco, en la medida que continuaba mi lectura, pude observar una sombra que pasó por mi habitación, no sentí miedo, pero tuve la enorme sensación de correr hasta alcanzar a ese ser, que indudablemente me generaba paz.

De pronto, todo el espacio se llenó de luz y no podía creerlo, esa luz incandescente solo inspiraba armonía y tranquilidad infinita. A su vez esta luz me ayudaba a encontrar el camino ideal para alcanzar a ese ser que me invadía en aquel día soleado, en el cual me leía un hermoso libro que me llenó de motivos y satisfacciones.

En la medida que quería alcanzar con tantas ganas y ansiedad a este hermoso ser, me pude dar cuenta que mientras más me acercaba a él, eran más fuertes todas aquellas sensaciones que se producían dentro de mí.

Llegó el momento más anhelado, el que esperaba con tanta ansiedad, lo tenía frente a mí, era algo tan grato y tan bonito a la vez, que no sabía cómo actuar ni cómo reaccionar ante todo esto que me estaba pasando.

Este ser era un hombre vestido de blanco, con una cara muy angelical y un espíritu lleno de mucha tranquilidad, armonía y mucha felicidad. Cada vez que detallaba a este hermoso ser me pude dar cuenta de la confianza, el regocijo y la admiración que me inspiraba.

En mi mente no había explicación clara acerca del significado y la relación estrecha entre el ser que me inspiraba todas aquellas sensaciones grandiosas y el personaje de la lectura, pero poco a poco comprendí la naturaleza de la situación; había interiorizado tanto la lectura que se trataba del mismo personaje, esa luz, era el producto del hermoso libro de inspiración trascendental, como una búsqueda de mi propio ser.

Escrito por: Érika Múnera Otálvaro

La memoria no vista de Granada - Antioquia

En el departamento de Antioquia existe un municipio llamado Granada que está ubicado en la subregión oriente y limita por el norte con los municipios de Guatapé y San Carlos, por el este con San Luis y por el sur con Santuario y Cocorná.

Desde principios de los años noventa y hasta mediados de la época del 2000, los granadinos fueron víctimas de grupos al margen de la ley, quienes con los constantes bloqueos y atropellos a la población civil obligaron a sus habitantes a desalojar sus casas.

El corregimiento de Santa Ana fue el escenario de crímenes atroces frente a la población, puesto que en la plaza pública los actores del conflicto (AUC-FARC frentes 9, 34, 37), abandonaban los cuerpos despojándolos de la poca dignidad que le queda a la familia del ya fallecido y, así mismo, creando un imaginario paranoide entre los habitantes de Granada.

Fue tanto el terror que se vivió, que la mayoría de la población se vio obligada a tomar el desplazamiento en contra de su voluntad y ya, para agosto de 2004, quedaron tan sólo diez habitantes.

El tres de julio de 2009 se inauguró el salón del Nunca Más, espacio creado para acabar con el silencio que queda después de la guerra, que no afecta sólo a aquellos que han padecido la muerte de un familiar, sino a todo aquel que ha construido su memoria en el pueblo. Este lugar fue pensado como símbolo de reconciliación, en donde los familiares que fueron también víctimas de la violencia, escriben en una bitácora los sentimientos reprimidos que tienen al saber que no poseen a su ser amado; es un espacio en el que se desahogan y expresan sus emociones de odio para convertirlas en perdón.

Pero ¿Qué es lo que hace a Granada un lugar tan estratégico para los grupos armados? Sucede que parte de sus tierras están articuladas a las instalaciones hidroeléctricas ISAGEN, ISA y EPM que en la zona oriente de Antioquia produce el 30% de la energía. Además es un punto intermedio entre la autopista Medellín - Bogotá.

Granada es un municipio que ha demostrado que son menos dolorosas las penas morales cargadas en conjunto y eso es lo que es este sitio, un lugar en el que desde 1988, cuando se realizó la primera toma guerrillera hasta mediados del 2004, la población ha vivido con el fantasma de la muerte que todos los días recorre cada rincón del pueblo como una madre dolorosa que teme perder la memoria.

Escrito por: Érika Múnera Otálvaro

En busca de la liberación

Brujas, brujos, demonios, espíritus de muerte, de suicidio, que se encuentran en cada uno de los rincones de la iglesia La Ermita de la Virgen de Chiquinquirá de Pueblo Viejo, salen a la luz en cada uno de los cuerpos que están poseídos y llenos de maleficios por los pactos entre personas, ritos satánicos y por la maldad que existe en la misma humanidad.

Alborotados, cayéndose al piso, llorando, gritando, vociferando y tratando de evadir las palabras que el padre Emilio hace en sus oraciones, se sienten seres inferiores ante el hombre por estar controlados por un ser superior al escuchar la palabra de Dios, cantar sus alabanzas y alabar a nuestro único señor y salvador Jesucristo.

El padre Emilio Osorio, de 63 años de edad, fue trasladado en mayo de 2008 de Caicedo La Toma para comenzar en el corregimiento La Estrella, en la iglesia La Ermita de la Virgen de Chiquinquirá. Esta iglesia que lleva treinta años, estaba siendo abandonada por los habitantes de Pueblo Viejo donde sólo iban diez personas. Con el padre Emilio la iglesia tomó un nuevo rumbo, gracias a que él sin costo alguno, realiza exorcismos para liberar a las personas de los espíritus malignos.

Sin autorización del obispo, muchos padres como él, hacen exorcismos. El padre Emilio ayudado por laicos carismáticos, realiza los martes y los jueves a las tres de la tarde misas de liberación donde cien personas son víctimas de las manifestaciones del señor y los dones que le ha dado a cada uno de ellos para ser utilizados en nombre de él, tal y como lo dice el evangelio de San Marcos 16, 17: “A los que creyeren, acompañarán estos milagros: en mi nombre lanzarán los demonios: hablarán nuevas lenguas: manosearán las serpientes: y si algún licor venenoso bebieren, no les hará daño: pondrán las manos sobre los enfermos, y quedarán estos curados”.

Desde las dos de la tarde, las personas entran por cada una de las tres puertas blancas que le da la bienvenida a la iglesia, rodeada de treinta y tres sillas, una ventana que da una vista de tranquilidad a la ciudad y una imagen grande del padre Emilio en la parte de atrás. Con expectativas, algunos por ser la primera vez, otros porque quieren sentirse liberados, esperan con alegría al padre Emilio y a sus laicos carismáticos para dar comienzo a la eucaristía.

Guillermo Castro, de 48 años de edad, es un laico carismático que se encargó de grabar en un CD las recomendaciones que se deben seguir en la iglesia, haciendo énfasis en que Satanás se vale de todo aquél que no cree en Dios y que tiene vacío su corazón. Así comienza la apertura de la eucaristía, con el fin de prevenir a las personas sobre lo que puede pasar durante ésta.

Al comenzar la eucaristía todos cantan y alaban al señor, con devoción y con fe sienten la presencia en sus corazones. Durante la eucaristía el padre hace una oración de protección, en donde se repele todo ataque al maligno a todas las personas que están dentro de la iglesia. El ambiente se pone pesado, los espíritus y los demonios toman posesión de las personas a las que le han hecho mal y que están en sus cuerpos.

Cuando se invoca al Espíritu Santo algunas personas en silencio se desvanecen, lo que indica que esa persona fue tocada con tanta fuerza que se sana en el momento porque los espíritus fueron derribados. Cuando una persona empieza a vociferar, a insultar, a blasfemar es una influencia demoníaca porque involuntariamente maldice todo lo sagrado, contra el sacerdote, las oraciones y las canciones.

En la parte de atrás de la iglesia se encuentra Fernando, un joven de 25 años, alto, blanco y de cabello negro, quién empieza hacer manifestaciones con sus manos, señala al padre para distraerlo y tratarlo de bloquear en la oración. Fernando, que en ese momento no era él, sino el demonio que estaba dentro de él manifestado en una serpiente, va a la iglesia por tercera vez con la intención de matar al padre por un enviado directo de Satanás. Guillermo al darse cuenta de sus intenciones, levanta las manos hacia él reprendiéndolo en silencio, hace una oración mental al señor y al echarle la bendición, inmediatamente cae al piso, comienza arrastrarse y hacer el sonido de una serpiente con la pupila de los ojos hacia abajo.

La iglesia católica tiene diferenciado el exorcismo de la liberación aunque éstas se parecen porque se basan en liberar a las personas de influencias demoníacas. Una liberación se puede considerar un exorcismo menor cuando se trata de un daño que se le está haciendo a una persona a través de cualquier servidor de Satanás, ya sea brujería o un grupo satánico. Un exorcismo es cuando hay la presencia inminente de un demonio, cual sea de ellos, por una acción de un llamado voluntario o en caso de una posesión involuntaria como en el caso de Fernando que se manifestó en una serpiente.

Caras alegres, espíritus tranquilos y llenos de fe en el Señor, salen las personas que van siendo atendidas por los laicos carismáticos y el padre Emilio. Llenos de agradecimientos, le compran al padre Cristos y rosarios, y finalmente salen por las tres puertas blancas como si estuvieran estrenando cuerpo y alma.

Escrito por: Érika Múnera Otálvaro

¿Cómo era Medellín?

Medellín, ciudad de la Eterna Primavera, siempre se ha caracterizado por sus habitantes, calles, costumbres, creencias e ideologías que son propias de una ciudad que al transcurrir de los años ha ido evolucionando y transformando todo lo que se pensaba, se vivía y se creía en aquella época, en donde todo era más calmado y se veía desde una perspectiva diferente a la actual. Medellín en el pasado era una ciudad totalmente creyente, las familias eran muy numerosas y unidas, la ciudad era pequeña, las calles eran angostas y sin pavimentar, incluso las vías principales.

Germán Agudelo Espinal, de 52 años de edad, nacido en Manizales y establecido a los 9 años en Medellín, recuerda a Carabobo con sus calles estrechas y pequeñas, las cuales eran empedradas, de tierra, arena y sin pavimentar, al igual que todas las calles de Medellín. Así mismo, el señor Espinal recuerda Lovaina: “Anteriormente era el sector de escape para aquellos niños y niñas ricas, es decir, el lugar donde nos divertíamos sin importar el que dirán y donde era indiferente el sexo. Ahora lovaina al igual que el centro de la ciudad no son lugares tan prestigiosos como lo solían ser".

Las viviendas, eran hechas de bareque de tapia, techo de caña y barro; eran en su mayoría, de dos pisos, muy amplias y grandes por la cantidad de personas que habitaban en cada una de ellas, normalmente eran familias constituidas por 15 personas y algunas hasta de 30. En el primer piso, quedaba ubicado el patio o solar, muchas personas solían abrir negocios en la misma casa; en el segundo piso quedaban las habitaciones. Todavía se conservan algunas de estas casas por patrimonio cultural.

El medio de transporte era el tranvía, el cual era un sistema masivo de fácil acceso y de bajo costo que surgió como expectativa para atender a la creciente demanda obrera, sus líneas buscaban atender a los barrios populares y a los centros industriales de la ciudad, su recorrido empezaba desde la plazuela de la Veracruz hasta el paraje de El Edén y permitía el acceso a la ciudad y a las fábricas donde trabajaban. Su trayecto se inauguró el 12 de octubre de 1921 en la catedral metropolitana.

Las escaleras, más conocida como la chiva, siempre se han caracterizado por ser un medio de transporte del campo, cuyo destino son las veredas, el campo, los pueblos. Años más tarde surgieron más medios de transporte como los buses, el metro que es característico de esta gran ciudad, el cual da mucha pujanza y una mejor movilización.

Medellín era una ciudad totalmente creyente, muy devotos y entregados a la palabra de Dios, en donde los sacerdotes inculcaban a las madres a tener los hijos que más pudieran siempre y cuando estuviera casados, no podían planificar ya que se consideraba un pecado muy grande. Por este motivo, había madres hasta con 30 hijos, que tenían la capacidad de responder por ellos gracias al trabajo que emprendían y la labor que hacían. La manera de sostenerse era a través de los cultivos y los sembrados que ellos mismos hacían, cultivaban el ganado para poder subsistir; ésta es la razón por la cual los paisas son considerados personas emprendedoras, se dedicaban más al trabajo que al estudio y este es el motivo por el cual habían tantos analfabetas, la familia no les inculcaba el estudio, sólo el trabajo.

Las familias, anteriormente, se fijaban mucho en el apellido, en la familia y en la plata, razón por la cual hacían que la mujer se casara joven y obligada con el hombre que la misma familia le elegía y sin importar si le gustaba o no, la sociedad influía mucho en este asunto por comentarios que pudieran llegar a surgir, siempre buscaban los que tuvieran mayor dinero: los hacendados, ganaderos, personas de mucho prestigio.

Carmen Emilia García, de 74 años de edad del barrio Manrique, relata su caso: “Cuando tenía la edad de 15 años, mi mamá me obligó a casarme con el hombre que no quería y sólo porque era de buena familia y por el buen apellido que llevaba, me arrepiento toda la vida porque no fui la mujer más feliz de este mundo. Antes todo era como un tabú, era todo muy rígido, me hacían sentarme en la sala de mi casa a hablar con mi novio con la condición de estar separados, no podíamos tener contacto, ni tocarnos ni cogernos la mano porque era un pecado mortal, siempre escuchaban las conversaciones que teníamos y al hacer algo malo me llamaban la atención. Al momento de salir me mandaban con la concubina, para que me vigilara”. Todo esto viene desde la iglesia, les inculcaban mucho temor, los sacerdotes condenaban y amenazaban, todo era pecado.

El orfelinato, llamado en la actualidad bienestar familiar, era el lugar de adopción, donde la familia pagaba una cantidad de dinero donde llevaban a los bebés para que se hicieran cargo de ellos; esto se hacía cuando la mujer quedaba en embarazo sin estar comprometida, debido a que manchaba el apellido; se la llevaban a otro lugar para que la sociedad no se diera cuenta y luego la hacían casar con él; ya hoy la gente no tiene necesidad de pagar por esto.

De esta manera es como nos podemos dar cuenta de las grandes transformaciones que Medellín ha tenido, ya que el mundo se ha modernizado más en todos los aspectos, la ciudad creció, hay mayor número de habitantes, las costumbres de las personas ya no son las mismas, la gente es más civilizada, las calles son más amplias y las edificaciones hacen que hoy en día Medellín se vea espectacular y se caracterice por su zona vegetal por los grandes árboles que rodea toda la ciudad.

Escrito por: Érika Múnera Otálvaro
Fotos tomadas de http://www.facebook.com/group.php?gid=20078880345

sábado, 11 de septiembre de 2010

Un rato agradable

No puedo negar que en mis ratos libres, cuando no estoy en jornada de estudio, me voy a relajar y a disfrutar en el gran parque de los pies descalzos, el cual queda ubicado en el centro de la ciudad, cerca de la alpujarra.

El sábado, voy con mi familia desde las horas de la tarde y siempre que llego no veo la hora de descalzarme y como niño travieso que soy, empiezo a correr y a saltar por cada tronco de madera que se me atraviesa por el frente.

Mientras mi mamá y mi papá están remojando sus pies en agua caliente, con grandes burbujas que masajean sus pies; yo me dedico a estar con los diferentes niños de distinta clase social mojándonos en los chorros que son de gran diversión para nosotros, hago competencias con ellos de quien se va a meter primero y los que no se quieren mojar los empujamos entre nosotros mismos y ésta es una gran forma de divertirnos y así mismo es como nos conocemos e interactuamos constantemente mientras jugamos.

Mi familia en todo momento están pendientes de mi y me vigilan para que no me pase nada, me gritan Santiago te vas a caer, Santiago no te vayas tan lejos; pero yo me hago el que no entiendo y sigo divirtiéndome porque a eso es a lo que vengo y más aún cuando sé que no siempre mis padres me van a acompañar y me pueden traer a este parque; aunque soy conciente que les saco la rabia porque cuando sé que me están mirando, salgo corriendo al laberinto que la mayoría de veces se encuentra solo, me escondo y así mismo me entretengo buscando la manera de salir de éste y a mis padres como de costumbre les toca salirse del agua en la cual se relajan tanto para irme a buscar, me regañan y me dicen que me quede donde ellos me puedan observar.

Pasan las cinco, las seis hasta que llega el anochecer, se hace cada ves más solo, logro ver como todos los niños con los que jugaba se van con sus respectivas familias y como yo aún tengo ánimos de seguir divirtiéndome; pero me sorprende tanto lo nocturno, que me quedo impactado con las formas que tienen los muros, como el anochecer llega a mis ojos y como mis padres y otras parejas se encuentran en un plan romántico.

Escrito por: Érika Múnera Otálvaro

De un lado al otro

En Colombia, específicamente en Medellín, el deporte es una actividad cotidiana que forma parte del entorno y de la vida del hombre, es la manera como el ser humano se identifica así mismo y se relaciona con los demás por el simple hecho de tener los mismos gustos y las mismas preferencias hacia algo.

En el caso del Skateboard, el cual es un deporte extremo, hay una trayectoria bastante larga que empezó a mediados de los sesenta y que aún sigue vigente por ser un deporte callejero y diferente a los demás; lo cual hizo que las personas se sintieran a gusto e impresionadas con todo lo que este deporte les podía brindar, además de mucha diversión y entretenimiento, era para muchos un reto el tener que hacer trucos con una tabla. Así lo afirma Gabriel Calle de 24 años: “monto tabla hace 13 años, lo hago por la adrenalina que se siente y por el vacío que me da cuando mis pies dejan de sujetar la tabla; además porque es un deporte diferente que me motiva a practicarlo constantemente en las horas de la tarde”.

Pero no todo el mundo piensa igual, Augusto Mesa de 52 años de edad, habitante del barrio San Joaquín comenta: “considero el skateboard como un deporte de alto riesgo, no me gusta para nada los jóvenes que vienen a montar tabla hasta altas horas de la noche, hacen mucha bulla y no me dejan dormir ni madrugar para ir a trabajar al otro día. Este deporte es para gente desocupada que no tiene nada más que hacer”.

Esta gran problemática ocasionada por la bulla, además por la invasión de la cancha de fútbol que había pasado a un segundo plano por la apropiación que los skates hacían de ésta al montar sus rampas, pasamanos y demás obstáculos para saltar, había dejado en el olvido aquella cancha que habían construido precisamente para los fanáticos del fútbol. Es por eso que Carlos Flores opina: “fueron motivos suficientes por los cuales recurrimos a la policía para que le dieran un orden y una mayor atención a este parque”.

Todo esto causó grandes perjuicios para los skates que frecuentaban el famoso parque “San Joaquín”, no dejando de lado que en Medellín hay varios lugares en los cuales se puede practicar el skateboard, pero que el más frecuentado por todos los skates era éste.

Así mismo, es como la comisaría de San Joaquín se hizo cargo de este asunto poniendo condiciones de horario para que pudieran montar; sino acataban las reglas y el acuerdo estipulado, los encarcelaban por el simple hecho de montar.

Esteban Echeverri de 19 años de edad comenta: “toda la vida he vivido en San Joaquín, monto tabla desde que tenía 10 años y lo único que querían todos los habitantes de mi barrio era que nos fuéramos, tanto es que quitaron las gradas y remodelaron las escalas en las que saltábamos, les pusieron manga y ahí si ni modo de seguir montando, ya no es tan divertido como antes”.

Por este motivo, los skates buscaron la forma de pedir un nuevo espacio que les brindara la comodidad suficiente tal y como lo hacía el parque de San Joaquín, parque que nunca va a olvidar un skate; donde se cayeron, se rieron e hicieron incluso sus primeros trucos.
Este nuevo espacio ubicado en el estadio, el skate park, fue apoyado por el Inder y se hizo a petición del almacén “sick” con ayuda de las firmas de cada uno de los skates. Este parque lleva cuatro años en funcionamiento, teniendo en cuenta que hacía diez años se estaba luchando por éste pero no se había logrado el objetivo por el robo de la plata, motivo por el cual los skates permanecían en constantes reuniones con la alcaldía, inspección y la acción comunal de San Joaquín; además porque no se cumplió con el objetivo de la construcción, debido a que eran tres partes y sólo hicieron una. Así es como los skates pasan de un lado a otro, de San Joaquín al estadio, montando tabla desde por la tarde, tipo 4:00 hasta las 9:30 máximo en semana y hasta las 11 o 12 los fines de semana.

Escrito por: Érika Múnera Otálvaro

viernes, 10 de septiembre de 2010

Inseguridad en San Joaquín

Los habitantes del barrio San Joaquín están temerosos por la inseguridad que se vive en cada una de las calles del sector. Los actos delictivos que están presentes en su cotidianidad, tales como raponaso callejero y robo de vehículos a mano armada, son muestra del por qué prefieren quedarse en sus casas.

Para mejorar esta situación que los conmueve y los perjudica tanto, los líderes de cada circular junto con la polícia de Laureles realizan reuniones periódicamente, llamados Frentes de Seguridad, en donde hablan desde hace diez años sobre hechos delincuenciales vistos o vividos en el barrio en el que habitan. Estos encuentros son promovidos por Metro seguridad, la Policía Comunitaria y la  mm                                                                           Secretaría de Gobierno.

William Gallego Vélez, de 44 años de edad, es líder de la circular tercera y fue víctima de varios robos en su negocio ubicado en la carrera 68A#C3-10, una distribuidora de Colanta que compró en el año 2005 a Juan Esteban Aramburo cuando llegó de Estados Unidos.

En un principio, Colanta contaba con tres neveras y unos estantes pequeños, pero en la medida en que se incrementaban las ventas fueron creciendo hasta tener catorce estantes y seis neveras. Los ladrones al darse cuenta de esto, aprovecharon la situación para entrar al negocio en el mismo año y robarles a las ocho de la noche los 800 mil pesos que tenían en la caja.

William Gallego afirma: "Un sábado a las ocho en punto, entró un tipo valluno completamente drogado, me puso el arma en el pecho. Yo estaba con mi hija, alce las manos y le dije que se llevara lo que quisiera". Don Mauricio, habitante del barrio Laureles, estuvo presente junto con dos clientes más en el momento del atraco y le robaron 30 mil pesos que tenía en su bolsillo.

No satisfechos y con ganas de conseguir más dinero los dos delincuentes, que habían huido del Valle por problemas, llegaron a Medellín a robar de todo, en especial celulares. Don Mauricio dijo: "Me robaron el celular en el parque de San Joaquín, los mismos señores que me quitaron la plata en Colanta ocho días antes. Inmediatamente llamé a la policía para que los detuvieran y pagaran por los hechos que habían cometido".

Después de grandes pérdidas y con una angustia reflejada en su rostro, William Gallego volvió a ser víctima en el año 2006 por un joven que lo amenazó con una pistola sin balas para que le entregara el dinero. Al abrir la caja habían 70 mil pesos, los cogió y se fue. No duró más de cinco minutos en salir, cuando ya todos los vecinos lo habían capturado.

Seis meses después, William Gallego, se trasladó a un garage de color verde, ubicado en la carrera 68A#C3-09 donde nunca más ha vuelto a sufrir robos por las cámaras que instaló en su negocio que es también su casa.

Por su buena atención, buenos productos y mejores precios, William Gallego es reconocido en el sector como un hombre ejemplar en su trabajo por permanecer ocho horas diarias y no dejarse intimidar por los delincuentes que rodean el sector. Así mismo, por las propuestas y apoyo constante que le brinda a la policía.

Los habitantes del sector en sus caras reflejan una enorme felicidad, cuando se enteran por medio de los líderes de cuadra que van a colocar cinco cámaras en puntos estratégicos del barrio: Conquistadores, la avenida Bolivariana con circular primera, la carrera 65 con Bolivariana, la calle 42 con carrera 68 y principalmente el parque. Además por el incremento de personal de 225 hombres que operan en las comunas 11 y 13.

Escrito por: Érika Múnera Otálvaro.

Sobreviviendo con peluches

Carlos Zapata, un hombre moreno, de 58 años de edad, ha dedicado toda su vida a vender peluches en el sector de Laureles, por la falta de oportunidad de trabajo y la necesidad de conseguir dinero para poder subsistir junto con su familia.

Este hombre, que vivió en Porce hasta sus 15 años de edad, en una vereda llamada Caney, llegó a Medellín a trabajar en grandes empresas como Pilsen, Everfit y Haceb; en esta última empresa trabajó durante once años como operario y lo echaron por recorte de personal.

Entre noviembre de 2009 y Enero de 2010 el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), analizó la tasa de desempleo en la que se encuentra Medellín con un 15,2% y con una tasa de subempleo subjetivo de 26,6%, en la que se encuentra Carlos Zapata, por ser un trabajador que buscó mejorar sus ingresos con una labor propia con la venta de peluches desde hace 14 años.

En el año 1984, cuando Carlos Zapata tenía 44 años, no le fue fácil conseguir un empleo por haber estudiado sólo hasta segundo de primaria. Decidió entonces, cargar en su hombro, en una maleta y en sus manos los peluches que ofrecía mientras caminaba en cada una de las calles del occidente de Medellín.

Cansado de la misma rutina, de caminar hasta el cansancio desde las diez de la mañana hasta las siete de la noche durante dos años seguidos, Carlos Luis Zapata, decidió buscar un punto estratégico en donde pudiera vender sus peluches en un solo sitio.

En el sector de Laureles, este hombre también llamado “Peluche” por la mayoría de sus clientes, se ganó la confianza de los habitantes del sector durante los doce años que lleva trabajando en su negocio, ubicado en la avenida 37 frente al # 75-10, por ser una persona seria, amable, respetuosa y por mostrar que quiere salir adelante con sus mejores servicios.

En el año 2008, Espacio Público le legalizó el permiso a Carlos Zapata, para permanecer en el segundo Parque de Laureles, gracias al decreto 327/97- ordenanza 18/02, que deja constancia en su carné que lleva consigo todos los días, que está autorizado a trabajar en este lugar como exhibidor de cacharrería. Todos los años tiene que legalizar el permiso mostrando la fotocopia de la cédula, las personas a cargo y el servicio público.

De lunes a domingo, con una jornada desde las nueve de la mañana hasta las seis y media de la tarde, se encuentra Carlos Zapata debajo de un árbol, parado en frente de su mostrador con una gorra azul, camisa de cuadros y un jeans pegado a sus piernas, exhibiendo balones, infladores de piscina y peluches que varían entre 12 mil y 380 mil pesos, dependiendo de su tamaño.

A las 8:30 a.m., Carlos zapata, como todos los días llega al segundo Parque de Laureles, al edificio Jardines a sacar del parqueadero del Doctor Carlos Santiago, los peluches que desde hace doce años deja guardados en un costal desde el día anterior.

Cruzando la calle, con un bolso de color azul colgado en su hombro y con un costal en sus manos, Carlos Zapata se dirige a su punto de venta a las nueve de la mañana para empezar a organizar los peluches y poderlos exhibir ante todas las personas que les llame la atención y le quieran comprar.

En silencio, esperando la llegada de clientes y nostálgico porque nadie le compró durante las horas de la mañana, “Peluche” se encuentra mirando a su alrededor que personas se están dirigiendo a él para poder vender su primer peluche del día, que había comprado desde las seis y media de la mañana en las casas de familia, ubicadas en Cabañitas, Guayabal e Itagüí, donde le venden a precio módico los peluches para que los pueda vender al doble en su negocio.

Sólo a la una de la tarde Carlos Zapata saca de su bolso la coca de almuerzo, se sienta en la manga y debajo del árbol comienza a deleitarse con cada grano de arroz y el pedazo de carne que le preparó su esposa.

Se empieza a oscurecer el cielo, Carlos Zapata estira la mano para parar el bus que pasa en su mismo lugar de trabajo. Después de diez minutos se baja en Conquistadores para coger el siguiente bus que va hacia su casa, se monta en Cumbre Trapiche de Bello. Pasa media hora cuando el bus lo deja en la Panadería Marinillos, donde le toca caminar unas tres cuadras para llegar a su casa, ubicada en la carrera 57 A # 53 A 54.

Al entrar a su casa, saluda a su esposa Miriam, una persona alegre y dedicada a su hogar, de contextura gruesa y cabello largo; a su hija Jenny Alexandra de 26 años de edad, delgada y de aspecto arrogante y su nieta Susana de 8 años a quien admira con todo el corazón por tener una sonrisa que siempre le alegra las noches cuando llega de trabajar.

A las 9:30 p.m., Carlos se dirige a su habitación, se acuesta en una cama sencilla, al lado de ella se encuentra un tocador en donde tiene un reloj para levantarse con la alarma que le suena a las seis de la mañana para dedicarse a trabajar, como todos los días, a vender peluches.

Escrito por: Érika Múnera Otálvaro

El teatro: Un oficio duro y solitario

¡Saquen la fiera que tienen adentro!, es una de las frases que Farley Velásquez repetía constantemente a sus actores durante el ensayo para que dieran los resultados que él esperaba.

Desesperados, cogidos del tiempo y un poco angustiados por la obra que se les viene encima; Farley Velásquez exige a sus cuarenta actores un trabajo riguroso que entre gritos y constantes repeticiones de escenas se siente la tensión en las voces de cada uno de los actores de la obra: “Hécuba y las troyanas”.

Con una jornada de más de ochos horas diarias, ensayando desde hace cuatro semanas, los actores reflejan en sus caras un cansancio tanto físico como mental a través de sus ojeras por la presión que su director, Farley Velásquez, les exige cada vez más.

“¡No expliques nada, no hagas gestos, no muevas las manos, no muevas la cabeza, no respires!” eran palabras que le salían desde el fondo del corazón al director de teatro Hora 25, quien entre gritos y furia se dirigía hacia una de las actrices con un trapo entre sus manos repitiéndole una y otra vez como hacer las cosas: “¡Hazlo como si ese trapo estuviera lleno de sangre, escúrrelo poco a poco sin que se te acabe el tiempo, hazlo como si te doliera de verdad!”.

Caminando de un lado al otro, decía de nuevo: “Corten” y recordaba a sus actrices con gran nostalgia: “Una mujer troyana la han desposeído de sus hijos, de sus padres; ha soportado la crueldad humana y eso es lo que tienen que mostrar”.

Una y otra vez repetían las escenas hasta que quedaran perfectas, con un palo entre sus manos marcaba el ritmo de las voces y con el oído escuchaba constantemente el tono que debía tener la voz, el manejo adecuado cuando las troyanas subían y bajaban la voz era una de las características que Farley Velásquez no dejaba pasar por alto. Su asistente de dirección y vocalista del grupo teatral, Jorge Iván, con rigidez y seriedad les recordaba a las actrices: “Hagan constantemente los chacras para que afinen su voz y tengan una buena respiración”.

“¡Eso es!” era lo que gritaba Farley Velásquez con alegría cada vez que lograba lo que quería, era tan indescriptible su felicidad que se le notaba hasta por los poros y con gran orgullo decía a sus ocho troyanas: “Por ahí vamos, eso es”.

Pasaban lentamente las escenas, el tiempo corría y Farley Velásquez miraba su reloj, ya eran las 6:30 de la tarde, se notaba el cansancio de los actores que mientras tomaban agua en el momento de las correcciones y modificaciones por parte del director, se tocaban sus espaldas y respiraban profundamente para coger impulso y poder continuar con el ensayo.

Su director cada vez les exigía más, en cada una de las escenas les recordaba lo bien que tenía que salir la obra y mientras ensayaban hacía constantes modificaciones en cuanto a la escenografía: “¡Gustavo! Para el calentamiento de mañana, me organizas este rincón que será destinado para el camerino de los hombres, para que se retoquen y no me vayan a volver mierda el teatro”.
Mientras sonaba la música clásica y los actores decían su parlamento, Farley Velásquez en un tono fuerte decía: “¡Alto, necesito que la música vaya en el otro rincón, muevan todo el equipo para que el sonido se sienta desde ese lugar!”. Así era como el director iba perfeccionando la obra en el momento en que ensayaban, con el fin de satisfacer a su público y mostrarles a través de su obra: "Hécuba y las troyanas" la crueldad que vive el ser humano en la tierra.
Escrito por: Érika Múnera Otálvaro